Es muy importante destacar la profunda gratificación que todos experimentamos ante el hecho de sentirnos elegidos por alguien. Influye tanto en nuestra autoestima y seguridad como en la satisfacción al sentir la proximidad de la otra persona. Se trata de una etapa muy importante para aprender y consolidar habilidades necesarias para desenvolvernos en la vida, una de ellas y de especial importancia es la comunicación. Ésta, la tratamos como un tema central en toda relación de pareja tanto para tomar decisiones o llegar acuerdos, como para adaptar o cambiar las reglas familiares.
Si fuéramos cajas herméticas, nadie lograría averiguar que es lo que se halla en nuestro interior. Por eso es tan importante la comunicación, porque nos permite conocer a las personas, saber como son y por tanto, enamorarnos.
También es importante tener en cuenta que no siempre hay una comunicación explícita sino que las relaciones de pareja tienen numerosos aspectos implícitos (aquellos que no se expresan formalmente). Un ejemplo de estos serían las expectativas, es decir, lo que esperamos que el otro haga de forma espontánea; éstas si no son satisfechas, pueden conducir a la decepción y progresivamente a la infelicidad y ruptura.
Todos somos conscientes del gran cambio que se ha producido en las relaciones de pareja con el paso del tiempo. Antes, los roles del hombre y de la mujer en la relación estaban perfectamente definidos y diferenciados. La autoridad y el poder a la hora de tomar una decisión o de llegar a un acuerdo, recaía sobre el hombre. Actualmente, participan los dos miembros de la pareja debido a que hay una mayor igualdad, y es aquí donde la comunicación adquiere una mayor importancia, puesto que en numerosas ocasiones necesitamos convencer al otro de lo que queremos o pensamos. Evidentemente, esto no es siempre posible, y es pues crucial entender los desacuerdos como algo normal y que todo el mundo puede tener. Hay que tratar de debatir las diferentes opiniones e intentar llegar a un consenso y en el caso de no lograrlo, ceder de buen grado (no siempre el mismo), para conseguir un cierto equilibrio en la pareja.
No hay que olvidar que los desacuerdos o problemas que pueden surgir no son por falta de amor o porque no se esté hecho para el otro, sino que son simplemente diferencias que pueden existir entre personas con pensamientos, valores, creencias,… también diferentes.
Para conseguir que dicha comunicación sea lo mejor posible deberíamos considerar diferentes aspectos.
El relato “Tango y Melodía” del libro Cuentos para crecer y curar de Michael Dufour ilustra de una bonita manera la importancia que tiene el saber comunicarse con el otro.
<<Tango y Melodía son dos marionetas gigantes que viven en el reino encantado de Cupido. Se enamoraron uno del otro a primera vista y el rey mandó acondicionar unas habitaciones privadas para ellos en un ala de su castillo.
Durante algún tiempo vivieron una felicidad perfecta. Sin embargo, la armonía, que al principio reinaba entre los dos enamorados, fue desapareciendo paulatinamente. Sin que lo notaran el amor que los unía pareció irse debilitando o transformándose gradualmente, ya que sus mutuas expectativas no parecían cumplirse.
Un día en que paseaban tristes por el sinuoso sendero de los mil y un secretos, llegaron a un claro en medio del cual había un estanque tranquilo y misterioso. Se acercaron al estanque, se miraron en él como en un espejo y se quedaron estupefactos al ver la imagen que reflejaba el estanque: Tango veía un ojo gigante y Melodía una oreja gigante.
No entendieron lo que sucedía hasta que una sirena salió lentamente del agua y les dio la bienvenida. Iniciaron una conversación muy fructífera en la que Tango se dio cuenta de que Melodía era más bien de tipo auditivo, es decir, que prefería escuchar los mensajes. Como ella solía expresar con palabras los sentimientos que le inspiraba Tango, esperaba que éste hiciera lo mismo y le dijera “te amo”, “te quiero”, “ me gustas”, etc.
Pero Tango, era más bien del tipo visual, pensaba que no era necesario decirle todas esas cosas. Desde su punto de vista, le demostraba a Melodía que la quería siendo cariñoso con ella, estando siempre limpio y bien vestido, haciéndole favores y estando atento a los pequeños detalles externos. Y esperaba que Melodía hiciera lo mismo por él, es decir, que siempre estuviera limpia, que tuviera una figura atractiva, que vistiera con elegancia y se maquillara bien.
La sirena se sumergió en el estanque, dejando a Tango y Melodía sumidos en sus reflexiones, ahora con el rostro radiante de serenidad porque habían encontrado la clave del enigma que ensombrecía la felicidad.
A partir de ese momento, Tango se esforzó por transmitir verbalmente sus emociones y sus sentimientos a Melodía, y ella hizo un esfuerzo especial para gustarle a Tango. Pronto, Tango y Melodía volvieron a pasear tomados de la mano, causando la envidia de todos, pues vivían de nuevo la perfecta felicidad.>>
Mercedes Casado
Psicóloga col. nº22371